La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura calcula que un tercio de los alimentos producidos anualmente en el mundo se lanzan (FAO, 2011).
En la Unión Europea, cada año se descartan 88 millones de toneladas de alimentos, con un coste de 143 billones de euros. Esta cantidad equivale al 20% de la producción alimenticia total.
En Catalunya, los hogares, los comercios y la restauración generan unas 262.000 toneladas de desperdicio cada año o, lo que es lo mismo, unos 35kg/persona.
Sensibilizar y educar sobre este grave problema es el primer paso para evitar el desperdicio. Es necesario recuperar el valor de los alimentos y pensar que los restos alimentarios son un recurso, no un residuo, tal y como confirma la web Alimentación Sostenible, un recurso del Ayuntamiento de Barcelona.
Dónde hay más desperdicio
El desperdicio se produce en todos los procesos de la cadena alimentaria, desde la agricultura hasta el consumo, por lo que todas estamos implicadas.
Pero según el AESAN , 70% de las pérdidas de alimentos se encuentran en el ámbito doméstico, de restauración y minoristas. El resto corresponde al ámbito de la producción y procesamiento de alimentos.
La hostelería engloba un 12% del total, y hay que remarcar que las familias se llevan la peor parte (58%).
Guía para la prevención del derroche alimentario en el sector de la restauración comercial y cocinas centrales, promovida por el DACC
La restauración y las empresas afines que trabajan en ella son el sector que debe estar más atento. Se ha promulgado la Ley contra el desperdicio alimentario, que, entre otros aspectos, obliga a los restaurantes a facilitar que la clientela se pueda llevar con un envase la comida que no se acabe; insta a las empresas alimentarias a incentivar la venta de productos con caducidad cercana; establece que los restos no comibles se aprovechen para otros usos.
La Ley aprobada por el Parlamento de Cataluña en marzo de 2020 es pionera en Europa porque prioriza la prevención en origen frente a la redistribución de los excedentes. Y el Gobierno español aprobó el proyecto de Ley de Prevención de las Pérdidas y el Despilfarro Alimentario en junio de 2022.
Tanto las leyes catalana como la española establecen que todos los agentes de la cadena alimentaria tienen la OBLIGACIÓN de disponer de un plan de prevención de las pérdidas en las que haya un autodiagnóstico de sus procesos productivos e identifiquen dónde existen pérdidas de alimentos para minimizarlos.
No contar con un plan de prevención puede suponer una falta grave que está sancionada con multas de entre 2.001 hasta 60.000 euros.
Campaña de comunicación de Anafric
El derroche alimentario se ha convertido en una de las preocupaciones más importantes a nivel mundial. Se genera en todas las etapas de la cadena alimenticia: desde la producción primaria hasta el consumo. Según los datos oficiales, las cifras del desperdicio a nivel mundial son elevadas. Aunque las carnes forman parte de los alimentos que menos se desperdician, conforman, junto con los lácteos y las semillas oleaginosas, el 20% de los alimentos que se desperdician.
Ante esta preocupación, desde Anafric se ha puesto en marcha una campaña de comunicación para difundir qué está haciendo el sector cárnico para poner freno al derroche y para concienciar de la contribución “necesaria e imprescindible” de todos los eslabones de la industria cárnica para detener el cambio climático y contribuir a una mejor distribución de los alimentos a nivel global.