España se dota, por primera vez, de un marco legal para prevenir el desperdicio alimentario, con un enfoque centrado en la prevención y la concienciación. El ministro Luis Planas señala que evitar el desperdicio de alimentos es un “imperativo categórico” que implica al conjunto de la sociedad.
Las empresas de la cadena alimentaria deben tener un plan de prevención que permita identificar dónde se producen las pérdidas e implementar medidas para minimizarlas.
Un aspecto esencial de la ley cuando se produzca el derroche alimentario es la jerarquía de prioridades. La prioridad máxima será siempre el consumo humano, a través de la donación o redistribución de alimentos y, cuando no sea posible, se buscarán otros usos como, por ejemplo, mermeladas, piensos o compuesto.
El proyecto de ley establece medidas de buenas prácticas, como el incentivo del consumo de productos considerados poco estéticos, alimentos de temporada y ecológicos.
Las empresas de hostelería tendrán la obligación de facilitar al consumidor que se pueda llevar los alimentos que no haya consumido sin coste adicional alguno en envases reutilizables o fácilmente reciclables, si bien debe cobrar por los envases de plásticos desechables como establece la Ley de residuos 7/2022.
La ley también articula medidas de buenas prácticas en cuestiones como la venta de productos imperfectos; de productos de temporada, de proximidad o ecológicos. Y también para la venta de productos de consumo preferente o de caducidad cercana.
Según estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) aproximadamente se desperdician en el mundo unos 1.300 millones de toneladas anuales, lo que supone un 30 % de los alimentos que se producen.
Desde hace unos años, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación mide el derroche que se produce dentro y fuera de casa. Así, durante el año 2022, los hogares españoles registraron un desperdicio total de 1.170,45 millones de kilos o litros, con una disminución del 6,1% en comparación con el año anterior y un descenso notable del 13,5 % respecto al período prepandemia, en 2019.
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