Tirar comida que es apta para el consumo humano implica también tirar de forma indirecta una gran cantidad de los recursos que se necesitan para producirlos y distribuirlos hasta la tienda. Si, además, tenemos en cuenta la gestión y el tratamiento de los alimentos que convertimos en residuos, es evidente que la presión ambiental y social que generamos en el medio es innecesaria.
El almacenamiento y conservación correctos de los alimentos evitan la pérdida de las propiedades nutricionales, reducen la posibilidad de que se estropeen y ayuden a reducir el riesgo de intoxicaciones a la hora de consumirlos.
Las neveras nos permiten refrigerar y conservar los alimentos de manera muy sencilla y útil, pero hay que organizar correctamente los alimentos para evitar que se estropeen. Con acciones tan sencillas como colocar cada producto en el estante de la nevera que esté a la temperatura más adecuada para su conservación, no mezclar los alimentos crudos con los cocinados y guardarlos en recipientes bien cerrados, podremos alargar la vida de los alimentos.
La carne no se tira
La carne representa en promedio el 13% de la comida que una persona consume a lo largo del año. La carne fresca es la más consumida (55,8 kilogramos por persona y año) y los productos elaborados se consumen en menor cantidad (12 kilogramos por persona y año).
Cuando tiramos carne a la basura, no sólo tiramos este alimento, sino que de forma indirecta también tiramos los cereales y el agua que se han necesitado para producirla.
En casa, conservamos bien la carne
En la nevera...
CARNE FRESCA
Carne y productos cárnicos elaborados –salchichas, butifarras, hamburguesas, albóndigas, etc.– que prevemos cocinar dentro de un período breve de tiempo. Guardémoslos en el estante inferior, donde la temperatura es más baja, dentro de un recipiente hermético que contenga una rejilla en la parte inferior para separar el líquido que desprende la carne.
PLATOS PREPARADOS
Platos preparados a base de carne resfriados a temperatura ambiente –durante menos de 2 horas– en un envase cerrado herméticamente para evitar el contacto con otros alimentos.
EMBUTIDOS
Embutidos cortados en un recipiente cerrado para evitar que se sequen rápidamente.
En el congelador
CARNE FRESCA
Carne y productos cárnicos elaborados –salchichas, butifarras, hamburguesas, albóndigas, etc.– que no prevemos consumir dentro de un período breve de tiempo, en un recipiente hierro mético con rejilla en la parte inferior para evitar que la carne esté en contacto con el lí quido que desprende a la hora de descongelarlo. Es recomendable hacer porciones de las piezas de carne para descongelarlas.
PLATOS PREPARADOS
Platos preparados a base de carne, resfriados a temperatura ambiente –durante menos de 2 horas– en un envase herméticamente cerrado. Si lo guardamos en porciones individuales, después podremos descongelar la cantidad que realmente necesite.
En la despensa...
EMBUTIDOS
Embutidos en piezas enteras y curadas de producción artesanal –jamón, lomo, látigo, etc.– en un espacio adecuado sin humedad, ventilado ya temperatura estable.
Resumiendo... Consejos
- Comprueba si todavía te queda carne en casa antes de ir de comprar más.
- Conserva la carne en la parte más fría del frigorífico.
- Puedes congelar la carne fresca o cocinada por porciones, envuelta o envasada, para que no se estropee por el frío intenso.
- Antes de refrigerar la carne recién cocinada o de congelarla, déjala enfriar un rato a temperatura ambiente, pero vigila que no pasen más de dos horas para evitar la proliferación de microorganismos.
